Se recomienda inspeccionarlas cada 6 meses y reemplazarlas cada 2 a 3 años.
La vida útil de una manguera hidráulica depende de múltiples factores: presión de trabajo, temperatura, tipo de fluido, flexiones repetidas y condiciones ambientales. Aunque algunas mangueras pueden funcionar más tiempo sin fallas aparentes, el caucho y los refuerzos internos se degradan con el tiempo. Un programa de mantenimiento preventivo evita fugas, roturas y paradas inesperadas en la producción. Sustituirlas de manera planificada siempre resulta más económico que esperar a una falla.

Sí, pero cada modelo tiene un rango de temperatura específico.
Las mangueras hidráulicas se fabrican con diferentes compuestos de caucho y refuerzos metálicos que determinan su resistencia térmica. Un exceso de temperatura puede acelerar la degradación del material interno, provocar endurecimiento y reducir la flexibilidad. Antes de instalar una manguera, es fundamental verificar el rango de temperatura que soporta, tanto para el fluido como para el ambiente donde trabajará. En entornos industriales o agrícolas con calor extremo, se recomienda utilizar mangueras de alta resistencia térmica o con protección adicional.

No. Cada manguera está diseñada para ser compatible con ciertos fluidos.
El caucho interior de las mangueras está formulado para resistir un grupo específico de fluidos (minerales, sintéticos, biodegradables, etc.). Si se utiliza un aceite no compatible, el material puede hincharse, reblandecerse o agrietarse, afectando la presión y generando fugas. Los fabricantes especifican claramente los tipos de fluido recomendados para cada modelo, por lo que siempre conviene consultar las fichas técnicas o etiquetas del producto antes de instalarlo.

Las trenzadas son para presiones medias y las espiraladas para presiones altas.
La diferencia radica en el tipo de refuerzo interno. Las mangueras trenzadas utilizan una o dos capas de alambre de acero trenzado, lo que les da flexibilidad y resistencia suficiente para equipos de presión media, como sistemas móviles o agrícolas. En cambio, las espiraladas poseen cuatro o más capas de alambre enrollado en forma helicoidal, lo que las hace más rígidas, pero también mucho más resistentes a presiones elevadas y pulsaciones constantes, como las de maquinaria pesada o prensas hidráulicas industriales.

Grietas, abultamientos, pérdidas o rigidez excesiva son señales claras de desgaste.
Durante las inspecciones visuales, hay que observar toda la longitud de la manguera y sus terminales. Los abultamientos pueden indicar un daño en el refuerzo interno; las grietas o fisuras suelen deberse a envejecimiento del caucho; y las pérdidas de fluido, por pequeñas que sean, implican riesgo de ruptura. También es importante revisar el estado de los acoples y abrazaderas, ya que un mal ajuste puede generar fugas o desprendimientos peligrosos. Si hay dudas, lo mejor es reemplazar la pieza.